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Panorama de la actividad forestal en el mundo


El diagnóstico forestal a nivel mundial es contundente: para el año 2010 va a faltar madera.

La creciente demanda de madera obliga a responder con una enérgica política forestal, desarrollo de nuevas tecnologías, mejoramiento de las especies forestales más eficientes, aprovechamiento de los mejores sitios forestales y muy en especial con una gran capacidad de inversión.

Son elocuentes las cifras que nos ofrece la realidad mundial actual. En los últimos 50 años el consumo mundial de madera (que acompaña el reclamo de mayor calidad de vida de los pueblos) se triplicó, superando ahora los 4.000 millones de metros cúbicos. El consumo promedio per capita/año en los EE.UU. es de 3,2 metros cúbicos, el promedio mundial es de 0,73 metros cúbicos por habitante año, y la tendencia es en aumento.

Paralelamente, esta búsqueda de mayor calidad de vida y mayor confort implica paradójicamente un aumento en la emisión dióxido de carbono; uno de los causantes responsables del recalentamiento terrestre por el tan mentado efecto invernáculo. Esto compromete a las naciones y a los pueblos a generar modelos de fijación de carbono y nada mejor que impulsar la implantación de grandes superficies de masas forestales cultivadas y el manejo sustentable de bosques nativos para satisfacer este objetivo.

En uno y otro caso, las modernas técnicas forestales, las progenies selectas de alta eficiencias, el uso adecuado de los recursos, sitios y especies, día a día darán mejores soluciones y mayores rendimientos. El diagnóstico hace prever la necesidad de aumentar la superficie forestada en el mundo en más de 100 millones de hectáreas por año.

El comercio mundial de productos forestales siempre ha sido gigante y muchos se sorprenden al conocer que la facturación de productos forestales en el mundo es superior a la suma del comercio global de los productos agrícolas y ganaderos juntos.

Para tener una idea de lo gigante que es, basta decir que la facturación forestal ya supera los 110.000 millones de dólares anuales, torta de la que Argentina recién participa con un tímido 0,2%.

Esta realidad habla de la importancia que le debemos asignar al sector, si como país, como provincia o simplemente como inversor o empresario queremos insertarnos en el primer nivel productivo y generador de riqueza. Muchos países lo han comprendido, y para ejemplo, nada mejor, que mirar al vecino. La República de Chile en los últimos treinta años ha llevado la actividad forestal están a la par del cobre y de la frutihorticultura en cuanto a facturación de los productos de exportación, que han cimentado la sana economía que hoy ostenta Chile; con el beneficio agregado que la forestación es un recurso sustentable renovable y no así la minería.

En Argentina estamos despertando, diría yo, pero cuántos años hemos perdido. A veces reflexiono que, a nosotros "la vaca no nos dejó ver el bosque".

Precisamente hoy, en plena crisis de los valores agrícolas y ganaderos, y frente a un panorama nada claro para el futuro de éstos y de algunos sectores de la frutihorticultura (posible ingreso de China al mercado de competencia), se puede observar que los productos forestales se manejan con otros parámetros, los precios se han mantenido y en algunos casos incrementado, y queda mucho margen para ser más eficientes, económicos y competitivos.

Las grandes masas forestales -especialmente de bosques cultivados por su gran eficiencia- constituyen una de las opciones para el secuestro de carbono, que puede mitigar el calentamiento global. El Protocolo de Kyoto y sus mecanismos de mitigación constituyen una oportunidad importante para aumentar la rentabilidad de las forestaciones, por las compensaciones que están dispuestos a pagar los países emisores, por toneladas de carbono secuestrado de la atmósfera. Ya se están cerrando muchos contratos (entre 8 y 25 U$S por tonelada métrica de carbono secuestrado), algunos en nuestro país. Quiero recordar que, una tonelada de carbono fijada por los bosques en su madera, significa la captura de unas 3,76 toneladas de dióxido de carbono (CO2) atmosférico.

Para dar una idea de la importancia de este mercado: la estimación global del mismo es de unos 8.000 millones de dólares anuales y sin duda, nuestras forestaciones podrán insertarse también en ese mercado para prestar este servicio y a nadie escapa que, esto mejorará la rentabilidad del sector y asegurará un ingreso permanente.

Ing. Aldo Rudi - Director forestal de Rama


04/03/2014 05:36:16 p.m.

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